- Fueron ordenados agustinos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Michoacán, entre ellos Fr. Ezequiel Hernández Martínez, originario de Santa Ana Maya.
Omar Aguilar López
En el marco de la festividad en honor a Santa María Magdalena, en el atrio del antiguo Ex Convento de Cuitzeo, el Arzobispo Coadjutor de la Arquidiócesis de Morelia, Monseñor José Armando Álvarez Cano, Confirió el orden del diaconado a cinco agustinos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Michoacán, entre ellos Fr. Ezequiel Hernández Martínez, originario de Santa Ana Maya.
Acompañado por su padres, familiares y fieles de la Parroquia de Nuestra Señora Santa Ana, de Santa Ana Maya, Fr. Ezequiel Hernández Martínez, OSA, recibió la orden del diaconado junto con: Fr. Juan Diego Aguilar Cázarez, OSA; Fr. Juan Carlos Sixtos Rojas, OSA; Fr. José Francisco Abonce Núñez, OSA; y Fr. Alberto Vázquez Quiroz, OSA, en una emotiva celebración que tuvo lugar en la parroquia de Santa María Magdalena, en Cuitzeo, Michoacán, misma que fue acompañada por 42 sacerdotes y un numeroso grupo de fieles y familiares de los nuevo diáconos.
“Alegría en nuestra Parroquia. Con profundo entusiasmo compartimos una gran alegría: Fr. José Francisco Abonce Núñez, OSA, hijo de esta parroquia, fue ordenado Diácono. Nuestra felicitación por su ingreso a la Orden de los Diáconos”, fue la felicitación del párroco de Santa Ana Maya, Pbro. Jaime Oceguera, mientras el padre Alejandro Arcos Trejo también se sumó a la celebración y en su mensaje señaló: “Mi oración y felicitación por su ingreso a la Orden de los Diáconos a Fr. José Francisco Abonce Núñez, OSA, muchas felicidades”.
Actualmente Santa Ana Maya vive intensamente y con mucha devoción la fiesta patronal en honor a nuestra Señora Santa Ana.
Santa María Magdalena, celebrada este 22 de julio, es todo un ejemplo de discípula y misionera. Una mujer que tomó su lugar en la historia siendo una humilde servidora del Señor, luego de que Jesús le expulsó siete demonios, y por ello tuvo el beneficio de verle resucitado.
Se le reconoció como una gran discípula, “Apóstol de los Apóstoles”, ha dicho el Papa Francisco, ya que fue ella la primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado y lo comunicó a los demás. Nosotros, como ella, pidamos la gracia del discipulado humilde y decidido.